Me gusta preguntar a las personas que vienen a probar una clase o que se inscriben ¿por qué vienes a yoga? ¿Qué objetivos tienes? Cuando llegamos a la pråctica de yoga tenemos diferentes expectativas: relajarnos y bajar el estrés, volvernos fuertes y flexibles, sentirnos mejor, o todo ello, etcétera...
No nos gusta cuando las cosas no son como esperĂĄbamos. Es por ello que tenemos diferentes estilos para que encuentres el que mĂĄs se acerca a lo que vas buscando. Tenemos a veces la idea de que el yoga es algo suave y relajante, y sĂ, una parte podrĂa definirse asĂ y algunos estilos le dan mĂĄs prioridad a esa parte. El yoga es un camino con diferentes senderos que llevan a un mismo lugar.
La prĂĄctica es un gran desafĂo, es exigente para el cuerpo y para la mente. Incluso las clases de yoga bienestar a algunas personas les supone un reto porque permanecer mĂĄs tiempo en una postura (aunque sea relajante) les hace estar incĂłmodas con su mente. Para el cuerpo es exigente porque trabajamos la fuerza y la flexibilidad. Para la mente, porque nos pide atenciĂłn constante, con una mente abierta y relajada. Al practicar solemos encontrarnos con que no somos tan fuertes, ni tan flexibles, ni podemos estar tan atentos como creĂamos. Y en los comienzos, ni por asomo podemos practicar sin juzgar... vamos que lo de una mente abierta y relajada se puede quedar lejos de la realidad. En la prĂĄctica de yoga, como en la vida, aparece una y otra vez la incomodidad.
Encontrar consuelo en lo que nos es incĂłmodo es uno de los mĂĄs grandes regalos que podemos encontrar en la prĂĄctica. Aprender a liberar, a aceptar, a respirar donde hay miedo, ansiedad, adversidad... Esa profunda transformaciĂłn que se sucede con tu constancia, tu confianza, tu aceptaciĂłn, con tu trabajo en esas posturas "incĂłmodas" o que no te gustan porque "no te salen" se quedarĂĄ contigo fuera de tu esterilla.
En la prĂĄctica de yoga muchas veces los compañeros nos evalĂșan y nos evaluamos de acuerdo a la destreza con que hacemos los ejercicios. Incluso en las clases algunos habĂ©is aplaudido alguna habilidad o postura de otra persona. Es algo que respeto cuando sucede pero que no aplaudo. Y, cada vez que no podemos seguir la instrucciĂłn, cada vez que no creemos estar a la altura de las proezas que querrĂamos poder hacer, nos quedamos atrapados en la idea de que la forma es lo importante. TambiĂ©n nos frustramos cuando no progresamos al ritmo que pensamos que deberĂamos avanzar. Entonces nos juzgamos: âsoy dĂ©bilâ, âestoy duro como una piedraâ, ânunca voy a lograr hacer esta posturaâ, âhace años que practico y no logro estar en equilibrioâ, âquĂ© desastreâ, "esto no es para mi". Comenzamos a practicar yoga para sentirnos mejor y terminamos sintiĂ©ndonos peor.
Tomamos estos pensamientos y emociones como la verdad, y como esta verdad no nos gusta la queremos cambiar. Lo que sucede es que estamos incĂłmodos con lo que hay. ÂżPor quĂ© no podemos estar con la incomodidad? Porque nos sentimos amenazados y se activa en nosotros la primitiva reacciĂłn de lucha o huida. Las respuestas habituales entonces son: . Luchar: intentar ir hacia donde creo que deberĂa estar sin importar las consecuencias, empujando hacia donde quiero llegar con el cuerpo sin importar mi posibilidad de hoy. Por este camino probablemente te lesiones. Y tu atenciĂłn se fue de todo lo que es importante. . Huir: ante la dificultad y la incomodidad queremos irnos del ejercicio, abandonar, esperar al ejercicio siguiente (a algunos les sucede en una postura concreta y salen antes de que se les indique, a otros en los equilibrios que se les ve desesperados y hasta se les oye "tsst""arrrgggg"... todos tenemos nuestras zonas de confort pero tambiĂ©n nuestras incomodidades, todos). Esto que nos pasa en los ejercicios de yoga es lo mismo que nos pasa en la vida. Cuando algo no nos gusta tendemos a huir o a luchar, y en general no obtenemos buenos resultados. Las dos opciones, huir o luchar, nos separan de la experiencia de lo que es. En los dos casos nos perdemos la oportunidad de estar con la incomodidad y aprender de ella. ÂżPor quĂ© tengo que desarmar una postura cuando siento algo de incomodidad? ÂżA quiĂ©n le importa si puedo estar en equilibrio mĂĄs o menos tiempo? ÂżA quiĂ©n le importa si no soy tan flexible? ÂżPor quĂ© me comparo con los demĂĄs si la prĂĄctica es para mi? ÂżQuĂ© sentimientos surgen cuando âno puedoâ? ÂżQuĂ© es lo que realmente me incomoda? La alternativa para permanecer con la incomodidad sin luchar es la atenciĂłn: aprender a observar lo que nos va pasando sin intervenir, sin modificar nada. Puede ser la molestia del cuerpo, de una zona concreta, pueden ser pensamientos que van surgiendo o emociones que vamos sintiendo. Cuando vamos sabiendo y aceptando que todo eso (pensamientos, emociones, incomodidad fĂsica) es transitorio, aparece la comodidad en la incomodidad.
Practicar bajo esta perspectiva va entrenando la mente para poder estar con lo que es, con atención y con compasión hacia nosotros mismos, auto-descubriéndonos.
ÂżQuieres algo? Pues haz que suceda. Eres capaz de cualquier cosa pero para que se hagan realidad no puedes olvidarte de la constancia, la perseverancia, el trabajo, el esfuerzo, la paciencia, la aceptaciĂłn, la humildad... No tengas prisa, no le cortes las alas a tu deseo, ve hacia Ă©l...
No podemos pretender hacer una postura compleja y o una sĂșper pose que hemos visto en instagram practicando un dĂa a la semana y sin preparar nuestro cuerpo y nuestra mente para ello porque eso no es yoga. Como decĂa un gran GurĂș, el yoga es un 99% prĂĄctica y un 1% teorĂa, si quieres algo aumenta tu porcentaje, aumenta tus dĂas de prĂĄctica, piensa menos en lo que quieres y haz mĂĄs... hazlo y verĂĄs la diferencia!!!